Madrid, un sueño olímpico
LLEGÓ la hora de la verdad. Dentro de unas horas el Comité Olímpico Internacional decidirá en Copenhague cual será la ciudad encargada de organizar los Juegos Olímpicos de 2016. Madrid llega al sprint con su posibilidades intactas. En este momento decisivo, no significan nada los ... reparos menores de los informes no vinculantes ni las preferencias erráticas de las casas de apuestas. Los miembros del COI votan en secreto y los equilibrios de apoyos e influencias pueden producir cualquier resultado entre cuatro candidaturas de notable calidad. Al margen de las lógicas preferencias subjetivas, Madrid presenta los mejores argumentos. Nadie puede competir con la capital de España en entusiasmo popular, en infraestructuras avanzadas o en capacidad acreditada para organizar grandes eventos. Es indiscutible el apoyo de las instituciones, partidos políticos y estamentos sociales de toda la nación frente a las reticencias de muchos ciudadanos en otras ciudades que compiten por la designación. Sus Majestades los Reyes reflejan al más alto nivel esa voluntad unánime de los madrileños y del conjunto de los españoles. Además, Don Juan Carlos es el único Jefe de Estado que puede exhibir con orgullo la condición de deportista olímpico.
En la sociedad contemporánea, el deporte es mucho más que simple ocio o entretenimiento. Muy al contrario, es una fuente de creación de riqueza y un factor de prestigio social. Como ocurrió en el caso de Barcelona, la organización de unos Juegos marca un antes y un después en la historia de las ciudades que han tenido la oportunidad de actuar como anfitrionas del acontecimiento deportivo más importante del mundo. Madrid es una gran capital europea, centro financiero de primera magnitud y eje de comunicaciones entre Europa y América. El trabajo común del Gobierno, de la Comunidad Autónoma y, por supuesto, del Ayuntamiento y el comité organizador merece el máximo elogio, porque todos han estado a la altura de las circunstancias sin distinción de colores políticos o competencias administrativas. Desde este punto de vista, Tokio, Chicago o Río de Janeiro ofrecen buenos proyectos, pero difícilmente alcanzan el nivel de Madrid en aspectos esenciales. Con ocasión de los Juegos de 2012, Madrid presentaba ya unas condiciones de máxima solvencia que alcanzan ahora un grado de excelencia. Toda España apoya sin reservas la opción madrileña, de manera que estamos ante un proyecto de dimensión nacional. La capacidad para organizar este acontecimiento de ámbito universal quedó más que demostrada en Barcelona 92, un hito en la historia del movimiento olímpico. Los datos económicos avalan igualmente la solidez de una candidatura sin fisuras ni puntos débiles, una vez aclaradas las objeciones menores que aparecían en el informe previo.
En definitiva, Madrid 2016 es un ejemplo para todos y una prueba evidente de que la capital de España está preparada para afrontar el reto. Sea cual sea el resultado, hay que elogiar como merece el trabajo del alcalde Ruiz-Gallardón y de todo su equipo, así como el apoyo institucional y, en particular, el comportamiento entusiasta de millones de madrileños y españoles que compartimos una corazonada. ABC espera y desea abrir mañana el periódico con un gran titular que anuncie un éxito que Madrid merece más que nadie.
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