Vidas ejemplares
Monopolio de una causa justa
Una pena que las que no son de izquierdas sean vistas como menos mujeres

Efectivamente, sobran motivos para seguir defendiendo la causa de las mujeres. La brecha salarial, aunque se ha reducido, continúa siendo absurda y ofensiva. No se cobra lo mismo ante un desempeño idéntico, y eso es un disparate moral y lógico. Según un estudio de la ... CEOE, las españolas perciben como media un 12,2% menos que los españoles, una diferencia que los sindicatos amplían a un 21,9%. La plaga de la violencia, que es la más lacerante, no se reduce con el sermoneo vacuo y pomposo del Gobierno y en lo que va de año han sido asesinadas en España catorce mujeres. Continúan también los abusos, las babosadas, las faltas de respeto... Pero al final creo que la fórmula más insidiosa de machismo pervive en lo que se ha dado en llamar el «techo de cristal», porque siendo la marginación más patente opera al tiempo como la más taimada, sutil. Y ahí no se salva nadie. El PSOE va de híper feminista, hasta llegar al empalago. Pero su líder y presidente del Gobierno mucho me temo que es un gachó, al igual que los jefes de PP, Vox, Podemos, PNV, ERC, JpC... Solo Inés Arrimadas será la excepción tras ganar anoche. El presidente del Supremo es un hombre. Y el del Consejo del Poder Judicial. Y el del TC. Y el Jefe del Estado. También lo son la inmensa mayoría de los primeros ejecutivos de las empresas de bandera del país. Y los directores del Prado y el Reina Sofía. Y el de la Real Academia, y los deportistas que más cobran, y las cabezas de todos los credos religiosos mayoritarios, y esos líderes sindicales que van de feministas... uno de bigotón y el otro de barba de dos días. Es decir, que queda todavía mucha piedra que picar. Las mujeres no disfrutan todavía de las mismas oportunidades y trato que los hombres y bien está que se quejen en las calles de ese agravio.
Por todo ello da pena que una causa tan justa se convierta en buena medida en una marcha sectaria de parte, que es en lo que ha derivado el 8-M, al menos en Madrid. Ayer pasé por la manifestación y aquello era inequívocamente un acto monopolizado por la izquierda, donde determinado tipo de mujer -la que no encaja en esa ideología- no era bienvenida, empezando ya por la pinta. Ciudadanos, que a veces se muestra como un partido naif y sueña con que puede levitar sobre la barrera izquierda-derecha, se presentó en la manifestación con la mejor voluntad. Pero Begoña Villacís, Lorena Roldán, Marta Rivera De la Cruz y sus compañeras fueron increpadas y al final hubieron de irse por recomendación de la policía.
Vi las inefables banderas republicanas, portadas por chicas muy jóvenes, educadas en la falacia de que aquel fracaso tan lejano para ellas fue una Arcadia feliz. Vi algunos carteles soeces y/o chabacanos contra los hombres en conjunto. Vi grupos de anarquistas y okupillas que pensaba que solo pervivían en los museos de antropología. Y vi, por encima de todo, a miles de mujeres llenas de buena voluntad y razón, pero que creo que se equivocarán mientras no admitan a las que no piensan políticamente como ellas. Esperemos que el año que viene todo resulte más abierto y con menos catecismo ideológico.
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