pincho de tortilla y caña
Elegido para la gloria
Cualquier persona en sus cabales que se viera obligado a competir en las circunstancias físicas de Rafa hace tiempo que hubiera tirado la cuchara
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLa querencia del hombre por la eternidad no necesita ser demostrada. Nadie quiere morirse. Pero como es inevitable y no todos creen en la promesa del Paraíso, algunos se esfuerzan por granjearse en la tierra una reputación que les sobreviva para siempre. Suele ser un ... esfuerzo inútil. Lo cierto es que nadie hablará de nosotros cuando hayamos muerto. La mayoría de los que logran zafarse de esa regla solo consiguen alargar su recuerdo durante un periodo de tiempo insignificante. El premio gordo de ser inmortal, de perdurar en la memoria de cualquier generación que nos sobreviva, está al alcance de muy pocos. Nadal es uno de ellos. Mientras el tenis no desaparezca de la faz de la tierra, su legado formará parte de las grandísimas leyendas. Estoy seguro de que a él nunca le ha movido esa ambición. Su apego al presente nunca le ha permitido el capricho de pararse a otear el futuro. Ha llegado al otro lado de la eternidad paso a paso. A partir de ahora, lo que consiga de más solo añadirá un poco de gloria accidental a su corona. No creo que varíe mucho el énfasis que pongan los próximos juglares en mantener vivo su recuerdo dentro de cien años, o de quinientos, si al final se planta en 15 Roland Garros o en 23 Gran Slams. El Nadal de ahora, el del último presente de los muchos presentes consecutivos que le han traído hasta aquí, ya tiene reservado en el Olimpo el lugar que en justicia le corresponde. Y es tan deslumbrante que un poco más de lustre no marcará grandes diferencias.
Por eso me interesa menos -espero que se me entienda bien- cuántos trofeos sea capaz de conseguir en el tramo final de su carrera que el modo en que decida abandonar la escena. No hay mejor broche de oro que un mutis bien ejecutado. De momento ha sobrevivido sin ningún rasguño a la corriente de opinión, cada vez más tumultuosa, que culpabiliza a los grandes competidores de arrastrar a los jóvenes a un mundo anímicamente insoportable donde el peso de la presión acaba convirtiéndoles en juguetes rotos. Cualquier persona en sus cabales que se viera obligada a competir en las circunstancias físicas de Rafa hace tiempo que hubiera tirado la cuchara. No es fácil de entender su empeño por elevar el umbral del dolor hasta límites inaccesibles para los ciudadanos corrientes. Y, desde luego, no es recomendable universalizar su ejemplo. Todo aquello que nos incite a perder de vista nuestras propias limitaciones y a desoír las alarmas con que el cuerpo recuerda su hechura de barro termina siendo a la larga más perjudicial que beneficioso. Pero Rafa es de otro mundo. Él está hecho de la misma pasta que los sueños. Es uno de los elegidos para la gloria. Uno de los retos que le aguardan, cuando baje el telón, será el de sentarse a jugar al parchís con efímeros mortales sin volverse gilipollas. Pincho de tortilla y caña a que también en eso se convierte en un gran campeón.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete