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Luis Enríquez - Tribuna Abierta

Ocho meses

«Si no podemos hacer que David Gistau vuelva, por lo menos vamos a intentar que nadie lo olvide. El plazo está abierto. A ver dónde están los valientes»

No voy a escribir una de esas cartas que se dirigen a un amigo que está porque no es así. David Gistau ya no está y no voy a pretender otra cosa. Y que conste que por intentarlo no será. Leo la obra completa de ... Talese y Mailer y, sí, lo encuentro. En «El combate», Mailer escribe de él que «de la misma forma que Marlon Brando parecía encarnar un papel como si fuera una extensión de su estado de ánimo, de esa misma forma escribía David». Pero ya no. También empiezo los Soprano desde el principio y lo presiento llegar al Bada Bing, o al Richelieu, pero no llega. Eso es lo malo de los que se van. Y eso que él se procuró un final rocanrolero, aunque no lo quería. Vivió rápido, murió joven, ay, pero maldito sea todo lo demás. Ahora es leyenda, aunque yo prefería a mi amigo. Y así, lo único que nos queda a los que aquí seguimos es certificar, nada menos, lo que él fue. Asumir el papel de notarios de lo que conocimos.

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