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LA TERCERA

OTAN, de ayer a hoy

Centrado en amenazas como la proliferación nuclear, el terrorismo internacional, la delincuencia organizada, las fronteras porosas e inestables, los ciberataques o la seguridad energética, el Concepto Estratégico aprobado en Lisboa pareció dar por hecho que ningún país europeo podría verse expuesto al riesgo de sufrir un ataque armado convencional

Luis de la Corte Ibáñez

«Por lo que he visto de nuestros amigos rusos (…) no hay nada que admiren tanto como la fortaleza, y nada que respeten menos que la debilidad militar». Suenan actuales, pero esas palabras fueron pronunciadas en 1946. Su autor, sir Winston Churchill: «Desde Stettin en ... el Báltico, a Trieste, en el Adriático, un telón de acero ha caído sobre el continente». El líder británico anticipó los graves problemas que no tardarían en llegar. En febrero de 1948 los comunistas dieron un golpe de Estado en Checoslovaquia y en junio los soviéticos bloquearon Berlín. El general Lucius Clay, gobernador militar del Berlín bajo control estadounidense, advirtió a Washington: una nueva conflagración mundial podría estallar «de forma dramáticamente repentina». Por fin, en 1949 Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Holanda, Luxemburgo, Bélgica, Italia, Portugal, Noruega, Dinamarca e Islandia fundaron la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Poco después se sumarían Grecia y Turquía (1952) y la República Federal Alemana (1955) y bastante más tarde España (1982), gracias al empeño del presidente Calvo Sotelo.

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