Secuestro educativo

Diez años después, la portavoza Irene Montero suscitó una nueva polémica. Un recurso que justificaba como práctica de lenguaje inclusivo para favorecer la visibilidad de las mujeres. La respuesta de la RAE no se hizo esperar en Twitter: «El género gramatical se evidencia, en esos casos, a través de los determinantes y adjetivos: el portavoz español/la portavoz española».

Para mayor aclaración etimológica, la Academia explicó que portavoz es resultado de unir la forma verbal portar y el sustantivo -femenino- voz. La morfología de la palabra no es opaca: el/la que lleva la voz es el/la portavoz. Cuando parecía difícil superar la ocurrencia de la actriz Mayra Couto para que en el mundo hubiera «más espacio para nosotras» -llamarlo Munda- llegó de nuevo Irene Montero a pedirnos a «todos, a todas, a todes» que el 4 de mayo de 2021 no se quedara un solo voto en casa.

Siguió jugando a filóloga, académica y justiciera del feminismo: «El masculino neutro es político». Y en su refuerzo ha acudido la ministra Yolanda Díaz, al pedir desechar el término patria -por cierto, femenino- y sustituirlo por el de matria. Señora Montero, como filóloga y profesora le aseguro que, desde la lengua de Cicerón, Virgilio y Safo de Lesbos, el masculino es un género gramatical y el neutro, como el femenino, otro diferente. No existe el masculino neutro. Lo que podrá parecerle político es el masculino genérico, el usado con valor universal: todos los diputados se van de vacaciones, donde se entiende diputados y diputadas. Como política y como mujer le pido que deje de dividir a los españoles a través de la lengua. Que «solos, solas y soles» sea su aportación como ministra de Igualdad resultaría hasta gracioso si no fuera por las generaciones de estudiantes que no tendrán la educación que usted ha recibido -en la concertada, por cierto- para conocer bien la gramática española y decidir no usarla en puridad. Señora ministra, lo que a usted puede parecerle un juego de letras es un secuestro de las oportunidades de aprendizaje de niños y jóvenes españoles. Deje que se formen como ciudadanos cultos y ajenos a sus experimentos políticos y sociológicos. Y cuando sean mayores, que elijan, como usted hace, si quieren usar la lengua española que recibimos de Nebrija, María de Zayas, Bécquer, Pardo Bazán, María Moliner o Gabriel García Márquez. O si, como usted, eligen contravenir las normas gramaticales y jugar con la lengua de Cervantes. El Gobierno de Macron acaba de prohibir el lenguaje inclusivo en las aulas francesas. La mayor alegría de maestros y profesores de lengua española sería que la nueva ministra de educación hiciera lo propio en España.

Juegue con sus palabras, ministra. Pero no con el futuro de miles de españoles. Los soles en el firmamento. Solos y solas los que necesitan inventar para justificar su puesto político.

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Lorena Heras Sedano es Filóloga hispánica y portavoz de educación del PP en la Asamblea de Madrid