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El ángulo oscuro

Esplendor del Régimen del 78

Ese Régimen del 78 está tan ufano de su invulnerabilidad que incluso se ha permitido escarnecer a los panolis que todavía creen en la democracia

Juan Manuel de Prada

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La aprobación de la cínicamente llamada ‘reforma laboral’ puede considerarse sin exageración una de las operaciones más brillantes del Régimen del 78. Tenemos, en primer lugar, al partido de Estado trabajando (como siempre ha hecho) en contra de los intereses de los trabajadores y haciéndoles ... creer mágicamente lo contrario; en este caso, en concreto, impulsando un bodrio al dictado de Bruselas que consolida todos los estropicios de anteriores ‘reformas’: abaratamiento del despido y supresión de los salarios de tramitación, prevalencia general del convenio de empresa, modificación unilateral por parte de la empresa de las condiciones contractuales en casos de crisis, etcétera. Tenemos, respaldando el bodrio, a los sindicatos y a la prensa sistémica, que a cambio de cantar las loas de la ‘reforma’ duplican el manguerazo de millones con cargo al contribuyente. Y tenemos, por supuesto, a la derecha (el tonto útil del Régimen del 78) escenificando una oposición grotesca a la ‘reforma’ de marras, según conviene a la plutocracia, para que las masas cretinizadas no perciban que en realidad se están consolidando los estropicios de anteriores ‘reformas’. Y mientras la derecha, fiel a su papel de tonto útil, pataleaba, personajes tan vinculados a la lucha obrera como Fátima Báñez, José María Aznar o los banqueros alababan sin ambages la ‘reforma’. La alababan tanto que, al final, algunos socios del partido de Estado tuvieron que escenificar una ruptura, dejando a Yolandísima con el culo al aire y sin ‘relato’ que ofrecer en su sueño de la lechera electoral. De este modo, el doctor Sánchez pudo pactar (o sea, obtener apoyo a cambio de unte) con derechas residuales y regionales, apareciendo como el líder de un partido que representa la centralidad; el único y auténtico partido de Estado consagrado por el Régimen del 78 al servicio de los que mandan, el partido creado -como el Anillo maléfico de Tolkien- para gobernarnos a todos, para atraernos y atarnos a las tinieblas del Régimen del 78.

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