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El ángulo oscuro

Los auténticos negacionistas

El manifiesto de los supuestos «negacionistas» contenía aspectos muy sensatos

Juan Manuel de Prada

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El pasado domingo se celebró una manifestación que ha provocado una avalancha de rabiosa indignación entre los benigüigüis sistémicos, que en los días sucesivos se han dedicado a vapulear desde sus tribunas a estos «negacionistas» descarriados, en unas olimpiadas lugarcomunistas insoportables.

En el manifiesto de ... los manifestantes figuraban, junto a algunas chaladuras y observaciones dudosas, verdades como templos. Y es natural que así fuese: pues en esta época maldita, en la que los espíritus son cretinizados por la propaganda sistémica, tampoco los más rebeldes logran sustraerse a la contaminación ambiental, y acaban -una vez cegadas las fuentes del conocimiento- enfangados en estrambóticas hipótesis conspiracionistas (que olvidan que la verdadera conspiración es siempre de naturaleza angélica). Pero, así y todo, el manifiesto de los supuestos «negacionistas» contenía aspectos muy sensatos, como la denuncia de los manejos de la proterva OMS, que cambia su definición de pandemia según convenga a sus intereses crematísticos. Tampoco nos parece completamente erróneo afirmar que el virus se ha utilizado «para atemorizar a la población, recortar los derechos y libertades, quebrar las economías nacionales y alcanzar el sueño húmedo de todas las tiranías de la historia: el control social absoluto». Dejando aparte la mentecata mención a «los derechos y libertades» (que en el mundo moderno no existen sino como formulaciones abstractas cuyo cometido final es, precisamente, el «control social absoluto»), resulta evidente que la plaga coronavírica ha sido aprovechada para un ejercicio de biopolítica apabullante y amedrentador.

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