hay que vivir
Ofendiditos de la Inteligencia
A los ‘indepes’ les molesta haber sido espiados a pesar de que estaban dando un golpe de Estado
Juro que ha sido casualidad: ir a Sant Jordi el fin de semana de la polémica Pegasus a presentar el libro que destapa los secretos del espionaje español en los 80 y los 90 puede parecer una magnífica estrategia de promoción, pero los autores de ‘ ... El jefe de los espías’ no tenemos nada que ver con los tiempos que ha manejado Puigdemont para poner esta polémica en el centro de la opinión pública. Y eso a pesar de que compartimos editorial -otra casualidad más- con Gonzalo Boye, que de las estrategias ‘indepes’ para desestabilizar el sistema sabe un rato.
No nos pongamos estupendos: que los servicios de inteligencia espían no puede ser motivo de escándalo, y menos cuando la cosa tiene que ver con espiar el intento de secesión a las bravas que impulsaron y aún impulsan -«ho tornarem a fer»- esta generación de políticos que están arrasando Cataluña. Es sabido que una de las responsabilidades del CNI es advertir al presidente del Gobierno de cualquier amenaza contra la «independencia o la integridad territorial de España». Pero los ofendiditos indepes prefieren actuar como el capitán Renault en Casablanca, cuando va a clausurar el club Rick’s a Humphrey Bogart al grito de «qué escándalo, qué escándalo, aquí se juega», mientras por detrás recibe un sobre con «sus ganacias, capitán».
Seamos serios: lo que molesta de verdad a los indepes es no poder espiar ellos. Ya intentaron montar el llamado ‘CNI catalán’, y éste trató de comprar un programa similar a Pegasus para los Mossos. Es más, importantes miembros del constitucionalismo denunciaron haber sido espiados a instancias de la Generalitat. A los ofendititos indepes de hoy les pareció fenomenal, a pesar de que no existe cobertura legal para tal cosa. La cuestión aquí es sólo una: si el CNI espió con la pertinente autorización judicial, aquí no hay tema. La ministra Robles, de quien depende la Inteligencia, ha sido taxativa; ella sabrá por qué. Mi duda es: si tan claro lo tiene la ministra, ¿por qué el ministro Bolaños va a Barcelona a dar carnaza a los independentistas?