Suscribete a
ABC Premium

Para mi abuelo

Estaría orgulloso de ese chaval del que nadie esperaba nada y que, pese a todo, llegó a escribir en ABC

José F. Peláez

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Mi abuelo Julián murió en 1992 a los ochenta años de edad. Lo hizo un domingo tras un número indeterminado de operaciones. En realidad, el número no tiene nada de indeterminado y es bastante concreto, pero ahora mismo no lo recuerdo y no voy a ... dejar de escribir para preguntárselo a mi madre, que estará preparando el horno para el lechazo de esta noche. El olor de ese horno es lo más cerca que he estado nunca de la palabra patria. Yo respeto a todo el mundo, pero es evidente que cenar cordero, pan y vino te sitúa en otro escalón espiritual. Esos alimentos son símbolos y tienen mucho de iniciático, de litúrgico, de judeocristiano. Sobre todo: comemos lo que nos da esta pobre tierra que nos ha visto nacer y que nos verá morir -lo tengo claro- en una tarde asfixiante de un julio todavía lejano, tanto como empiezo a sentir los recuerdos de mi abuelo.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia