Hazte premium Hazte premium

Tribuna Abierta

La ganadería no necesita pancartas

«El futuro del campo no puede estar en manos de cuatro activistas urbanos»

José Miguel Mulet

El sector primario sigue siendo uno de los sectores económicos más importantes de nuestro país. Su fortaleza quedó reflejada en la pasada pandemia, cuando siguió funcionando a pleno rendimiento y consiguió que, a pesar del confinamiento, en ningún momento hubiera desabastecimiento. Dentro de este sector cabe destacar el papel estratégico de la ganadería, que es una actividad básica para generar empleo, dinamizar la economía y frenar la despoblación en España, y aquí ocupa un papel preponderante, por tradición, cultura y volumen económico, la ganadería porcina.

Sin embargo, lejos de apreciar estos valores, parece que últimamente a la opinión pública solo llegan mensajes negativos sobre la actividad ganadera. Ya sufrimos el bochorno de ver en un programa de máxima audiencia cómo unos activistas asaltaban una granja que cumplía con la normativa para decir que los animales descartados en el lazareto eran los que acabarían en el plato, algo rotundamente falso. También vimos a un europarlamentario exhibir su ignorancia al decir que comerse un filete de lomo era comerse un filete de antibióticos, cuando el uso de fármacos como promotores del crecimiento lleva más de 20 años prohibido.

Seguramente los productores del programa pensaron que informar sobre las mejoras tecnológicas que se han aplicado a las granjas y que hacen que a día de hoy un kilogramo de carne de porcino produzca la mitad de emisiones de gases de efecto invernadero y mucha menos agua que hace unas décadas no era interesante para su audiencia. Tampoco se preocuparon por informar sobre el número de puestos de trabajo que genera, el valor de las exportaciones, de la exigente normativa de bienestar animal o de higiene que tienen que cumplir estas instalaciones o de las numerosas inspecciones a las que están sometidas.

En los últimos días hemos visto cómo se intensificaban las campañas contra la ganadería. Organizaciones como Ecologistas en Acción, que en el pasado no tuvo problema en inventarse que en el Ebro había un pez con tres ojos por culpa de la central nuclear de Garoña o en organizar destrucciones de campos experimentales de transgénicos, ahora publican informes alertando de los presuntos peligros de la ganadería.

Informes en los que el rigor brilla por su ausencia y en los que cualquier parecido con la realidad de la ganadería no es más que pura coincidencia. Aquí convendría recordar el papel de algunos sindicatos agrarios que en su momento se aliaron con los ecologistas. De aquellos polvos, estos lodos. Pero volvamos al presente. Lo más preocupante no es que alguien le llame informe a tanta desinformación, sino que parece que hay políticos que los asumen como ciertos y que no legislan en función de la realidad del sector, sino de lo que los activistas les han contado. Una receta para el desastre y para hundir el sector y, por ende, la economía española.

Es muy preocupante que en la mayoría de las concentraciones en contra de la instalación de granjas no veamos a la gente del pueblo, sino a los mismos activistas, con las mismas camisetas y las mismas pancartas, haciendo turismo rural de pueblo en pueblo. No podemos dejar un sector tan importante en manos de los que cuelgan pancartas. El futuro del campo no puede estar en manos de cuatro activistas urbanos.

José Miguel Mulet

es catedrático de Biotecnología

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación