Primer asalto para Estados Unidos

Aparte de que le quedan varias cartas por jugar. La primera, esa reunión que están teniendo en París consejeros rusos, ucranianos, franceses y alemanes, a propuesta de Emmanuel Macron y aceptada por los otros tres invitados, los más directamente afectados. Los ucranianos, por jugarse la guerra en su país; los alemanes, porque ya invadieron dos veces Rusia, y si la primera les fue bien, la segunda terminó en catástrofe para ellos; y los rusos, como estamos viendo, porque la guerra es la última de sus opciones. Falta en la reunión, sin embargo, el segundo más importante, el representante norteamericano, que se ha quedado en casa, tras ganar el primer asalto, y lo importante es ganar el último, siempre que acabe.

De fallarle la diplomacia, a Vladímir Putin le quedan todavía un par de bazas, empezando por el hecho de que ya combaten rusos en el territorio de Ucrania. Concretamente, en la región del Donbás, las dos regiones orientales del país, con una población mayoritariamente de origen ruso. Bastaría con que se declararan independientes y Moscú las reconociese para que pudiera acudir en su ayuda. ¿Acudirían también los socios de la Alianza Atlántica? Los norteamericanos, es posible, como los ingleses, pero los franceses y los alemanes ya es más dudoso que tomaran esa decisión, a no ser que las tropas rusas siguieran avanzando, lo que significaría una tercera guerra europea, con daños incalculables para todos los implicados, que son, somos, muchos.

¿Cómo puede evitarse? Se lo decía ayer: con mucha calma, con mucho realismo. Moscú debe respetar la soberanía de sus vecinos, y sus vecinos deben respetar la soberanía rusa. Porque esta guerra fría, como la anterior, es una guerra política tanto o más que militar. En último extremo, se me ocurre que esto se arreglaría invitando a Rusia a formar parte de la Alianza Atlántica. Pero mucho me temo que se lo tomaran a mal, mientras en esta parte se tomaría como chiste.