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A la ministra de Asuntos Exteriores

Usted les ha regalado lo que Picardo pedía, más territorio

José María Carrascal

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Es la primera vez, y espero que la última, que dirijo un artículo a un cargo publico en vez de a mis lectores, como corresponde, pero su caso es tan especial que lo permite, e incluso exige. He conocido a titulares de Exteriores de todos ... los estilos, hombres, mujeres, diplomáticos, empresarios, políticos, capaces, incapaces, como en todas las actividades. Con sólo un rasgo común: a todos les engañaron los ingleses menos a Castiella. Usando el mismo señuelo: hacerles creer que resolverían el contencioso de Gibraltar, para, una vez logrado lo que buscaban de ellos, decirles que debían consultar a los gibraltareños y estos se negaban. ¡Cómo si necesitasen el consentimiento de sus colonias! Pero todos picaron, desde López Bravo, inventor del «pensemos juntos», primer burlado, hasta su antecesor. Hubo una excepción, que confirma la regla: Trinidad Jiménez, socialista, corrigió una de las mayores barbaridades de Moratinos: admitir en la negociación a Gibraltar, cuando ni la ONU lo exigía.

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