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España no es de Pedro Sánchez
¿Puede un presidente de Gobierno hacer tal trapicheo? Al parecer, sí
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Iniciar sesiónEn un arranque de pundonor y dignidad, el Ministerio de Defensa ha anunciado que el Ejército seguirá en San Sebastián aunque deba abandonar el histórico acuartelamiento de Loyola, cedido por el Gobierno español al vasco, al parecer gratis. Bueno, gratis no, sino a cambio de ... que el PNV apoye sus Presupuestos, lo que puede ser un precio mucho más alto que cualquier cifra de cumplirse la profecía de Otegui de que tal transacción facilitará la llegada de la república vasca independiente. Y he dicho que es el Ministerio de Defensa el que hace tal declaración, suponiendo que es la ministra, Margarita Robles, la que está tras ella, dada su integridad como persona, su prestigio profesional y su valor cívico, que demostró como secretaria de Estado de Interior en el Gobierno de Felipe González, limpiando las cuadras de ese ministerio. La recuerdo en una comida en Antena 3, indignada por los abusos, compadreos e irregularidades que allí había encontrado, y no la imagino precisamente entusiasmada con la actuación de ese Gobierno Frankenstein, aunque la lealtad que prometió al hacerse cargo de la cartera la obligue a guardar silencio. Pero si se violan sus competencias, como ocurrió esta vez, pues nadie le había informado de esa cesión al Gobierno vasco de un cuartel que, según el Real Decreto 241/2018 del 23 de abril, era «zona de interés y vital importancia para la Defensa Nacional», tenía que decir algo. Lo que no sé es cómo el Ejército va a seguir en San Sebastián. Hay un plan para construir un nuevo cuartel en los terrenos del hipódromo. Para ello se contaba con lo que pudiera sacarse de la venta del acuartelamiento de Loyola. Pero si, como parece, se ha regalado, ¿quién lo paga? Y con ello llega la pregunta: ¿puede un presidente de Gobierno hacer tal trapicheo? Al parecer, sí. De hecho, su gobenanza consiste en tales cambalaches, más de feria de aldea que de política de Estado.
Otra que tal es haber conseguido los votos de ERC a cambio de obligar a Madrid a subir los impuestos de patrimonio y sucesión, invocando la necesidad de «armonizar los impuestos». De ser así, pueden empezar por las ventajas fiscales del País Vasco y Navarra. Pero eso, ni mencionarlo, que apoyan los Presupuestos. Y, de paso, al presidente. Hay otra objeción: mientras Madrid aporta las tres cuartas partes del dinero de solidaridad entre las autonomías, Cataluña se lleva casi la mitad. ¿Quién roba a quién? Aparte de que si quieren imitar a Madrid, nadie se lo impide. Este buscavidas que tenemos como presidente se está y nos está metiendo en tales andurriales que al final va a ocurrirle lo que ya le ocurrió en la reunión del Comité Federal de su partido, donde montó una votación tras una cortina, para dar el golpe, y se lo dieron a él. Al partido lo tiene hoy bien amarrado, pero sus figuras emblemáticas ya no ocultan el rechazo de su política. Unos pasos más en ese camino y el descontento será general. Pues España no pertenece a Pedro Sánchez. Y a Iglesias, Otegui, Rufián y otros compañeros de viaje, menos. Aunque lo parezca.
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