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Copia y pega, o borra y blanquea

Ahora que toca blanquear a ETA, incorporar a Bildu a la dirección del Estado, consagrar a Arnaldo Otegi como hombre de paz, negociar los presupuestos y soltar a unos cuantos presos, el Gobierno recurre al tipex

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua
Jesús Lillo

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Con el cuidado que nuestra izquierda de progreso le pone a cualquier análisis de la palabra escrita, y con las vueltas que el brazo legislativo de nuestro Gobierno de coalición es capaz de darle a las cuatro líneas que firma un magistrado como Manuel Marchena, ... sorprende que al Ejecutivo se le escapara el detalle, menor, de presupuestar en su borrador de las cuentas públicas una partida para «neutralizar en el exterior la actividad de ETA» y «contrarrestar la narrativa de desinformación de la organización terrorista y su entorno», que incluye a sus «grupos políticos afines». Fin de la cita, que ya esta borrada. Esto solo le puede pasar al mismo Ejecutivo que el día de la Fiesta Nacional y con aviones militares pintó en el cielo de Madrid, y en la cara del Rey, que miraba hacia arriba, por encima de la visera, una bandera republicana que no hubo aire o viento que se llevara. Hacerle un feo al Rey quizá tenga un pase, incluso un motivo, para el Gobierno de Sánchez, pero hacérselo a Arnaldo Otegi, el del grupo político afín, el del entorno de ETA al que se refería el texto ya eliminado, no tiene perdón de Dios y clama al mismo cielo por el que vuela desdibujada y amoratada la patrulla Águila.

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