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Jacob M. Hassán

EL lunes pasado murió el profesor Jacob M. Hassán. No por temida resultó menos amarga e intempestiva la noticia de su fallecimiento. Me unían a él veinticinco años de amistad y, por mi parte, de sincera admiración. No abundan los maestros espléndidos (la esplendidez combina ... la sabiduría y la generosidad), y Jacob lo fue en grado sumo. Ceutí de 1937, pertenecía a la hornada de jóvenes profesores que, en los sesenta, emprendieron la renovación de los métodos filológicos, preservando al mismo tiempo la continuidad de las tradiciones más valiosas de la anteguerra. Supieron ser discípulos y eso los convirtió, a su vez, en excelentes formadores.

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