Incertidumbre
Sólo Sánchez y Casado podrán formar gobierno. El problema es con quién

Si los indecisos fueran un partido, ganarían las elecciones. Lo que advierte de la grave crisis política que atravesamos. Los españoles estamos más divididos, desorientados, polarizados que nunca desde que elegimos como sistema la democracia. Y la culpa no es de ésta, sino nuestra. De ... ver en ella sólo los derechos que otorga, y olvidando los deberes que exige. «¿Qué hay de lo mío?» domina nuestra política, y los políticos no hacen más que intentar complacerlo. Así no hay forma de gobernar ni de convivencia ni de nada.
Dicho esto, la situación a una semana de que hablen las urnas tiene unas pocas referencias; nadie sabe por dónde saldrán los muchos indecisos. Sólo Sánchez y Casado podrán formar gobierno. El problema es con quién. Teóricamente, el bloque de Sánchez tiene más posibilidades. Pero necesita a los nacionalistas, que no renuncian al «derecho a decidir», eufemismo de autodeterminación, que ninguna Constitución reconoce e internacionalmente se otorga sólo a los pueblos coloniales, una pesada hipoteca para Sánchez, que hace lo posible e imposible para no hablar de Cataluña, siendo, como es, uno de los temas más candentes. Al que se le ha unido el del País Vasco, donde ETA ha resurgido, aunque no mata, al no serle ya necesario por estar en las instituciones. Mientras Casado necesita a Vox, la mayor incógnita de la votación. Todo apunta que crece, pero un excesivo crecimiento movilizaría a la izquierda para evitar que ocurra lo de Andalucía. Como les he dicho más de una vez: ¿quién mete más miedo, el independentismo o Vox?
Mientras Vox propone una España no ya conservadora, sino tradicional, hasta el punto de cuestionar las Autonomías y la propia Europa, con la mirada puesta en el pasado más que en el futuro, los secesionistas insisten en que «Votar no es delito». ¡Claro que no lo es! Como conducir un coche. Pero para conducir se necesita un carnet y respetar las normas de tráfico. Ningún individuo ni comunidad puede ignorar esas normas sin cometer delito. Ni, menos, convocar elecciones violando las normas establecidas por la Constitución. «El problema catalán se resuelve con diálogo» es otro de sus sonsonetes. Diálogo significa debatir un asunto controvertido, hasta lograr un acuerdo, que suele estar en medio de ambas posiciones. Pero eso no es lo que los nacionalistas reclaman. Ellos entienden por diálogo que se les conceda lo que pidan, aunque sea inconstitucional. O sea, una exigencia, un imperativo. Y si no se les da, lo toman por las buenas o las malas. El famoso «sí es sí». Atreviéndose incluso a invocar la democracia. Cuando democracia es, ante todo y sobre todo, respetar la ley que nos hemos dado. Todo lo que no sea eso es vuelta a la selva, rotura de la ley, antidemocracia. Los nacionalistas pueden hacerse independientes siguiendo el proceso que marca la Constitución. Lo que no pueden es violar las reglas de juego mientras se juega.
Que es, ni más no menos, lo que nos jugamos el próximo domingo.
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