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Una raya en el agua

Imposición de manos

Según el nuevo relato, la taumaturgia de Sánchez ha obrado con los enemigos de la Constitución un milagro epifánico

Ignacio Camacho

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El penúltimo birlibirloque del sanchismo (penúltimo porque siempre habrá uno más) consiste en acusar a la derecha de incumplir la Constitución que rechazan de modo expreso los aliados del Gobierno. Los guionistas de Moncloa han caído en el existencialismo sartreano, probablemente sin saberlo: el infierno ... son los otros, los demás, los adversarios, los ajenos. Un individuo despistado que oyese ayer a la presidenta del Congreso podría haber pensado que es militante de un partido de centro, tal era el énfasis con que defendía el consenso que su líder destroza a conciencia de la mano de Podemos. El propio Sánchez fungió para la efeméride de acérrimo defensor del entendimiento, ofreciéndose de ejemplo por recibir a los separatistas y a los posterroristas con los brazos abiertos. Se presenta como un nuevo Mesías que los redime al acogerlos en el seno del progreso y los indulta por imposición de manos de las penas infligidas por el Tribunal Supremo, mientras la oposición farisaica frunce el ceño y rechaza la misericordia política para encerrarse en un antagonismo rígido, intolerante y severo que le cerrará, como asegura Iglesias, la puerta del reino de los cielos del poder durante mucho tiempo.

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