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Una raya en el agua

Las alas cortadas

Ahora no quieren el aeropuerto. Este victimismo llorón, eternamente insatisfecho, ya sólo produce aburrimiento

Ignacio Camacho

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Pues nada, que se queden con su aeropuerto como estaba y esos 1.700 millones vayan a otras zonas donde hacen falta y donde los reciban mejor y con más ganas. Ésta bien podría ser la reacción -lo es de hecho-, si se quiere visceral ... o primaria, de buena parte de una España a la que las cuitas del independentismo catalán y sus aliados/rivales de la extrema izquierda tienen más que harta. Fuera de ese micromundo ensimismado resulta surrealista el repudio a una inversión que sus propios dirigentes reclamaban para poder competir con Barajas. Pero Sánchez les dará de todos modos el dinero, porque no está por negarles nada, y se lo acabarán gastando en lo que de verdad les importa, que son las políticas identitarias. El asunto de El Prat y de las anátidas de la Ricarda les servirá para calentar hoy el gélido ambiente de una Diada que no conseguían animar con la tradicional soflama de la independencia, la amnistía y demás matracas. Quieren volar solos y se cortan literalmente las alas.

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