Columnas sin fuste
Tridentina
El orden sobrenatural queda para Iker Jiménez
Permita el lector una anécdota personal. Hace poco asistí a una misa y en el momento de la comunión, una melodía, salida de un organillo tocado por un joven parroquiano, llamó mi atención. Era dulzona y sentimental. Tardé unos instantes en reconocerla: era la banda ...
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