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Hipocresía antitaurina

CON el falso pretexto de la defensa de los animales, el nacionalismo radical ha conseguido su propósito de convertir en un circo mediático las sesiones del Parlamento catalán sobre la prohibición de los toros. La crispación alcanzó su punto culminante tras la comparación lamentable entre ... la Fiesta y la ablación de clítoris, los malos tratos a la mujer o la lucha entre gladiadores. Por supuesto, el objetivo último es eliminar cualquier vestigio de la cultura común a todos los españoles, en contra de las evidencias históricas y sociológicas sobre el arraigo de los toros en Cataluña. El dogmatismo seudocientífico impide a los «abolicionistas» reconocer que la tauromaquia forma parte esencial del arte y la cultura, como reflejan -entre otros muchos casos- los dibujos de Pablo Picasso que ayer publicaba ABC. Novela, poesía, artes plásticas y otras muchas manifestaciones culturales expresan a través de obras inmortales el componente épico de la Fiesta taurina. Prohibir la Fiesta de los toros supone un atentado contra los derechos individuales y contra un hecho cultural de máxima relevancia. Así lo ha entendido con acierto la Comunidad de Madrid, quien ayer decidió declarar la Fiesta de los Toros Bien de Interés Cultural. El Gobierno de Esperanza Aguirre, presto al quite, ha demostrado, además de reflejos, coherencia y sentido político.

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