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El desvarío rupturista no disuade a un sector social enfermo de agravio, envuelto en una burbuja emocional mitológica

Ignacio Camacho

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Una amplia mayoría de catalanes, entre el 60 y el 70 por ciento según la media de las encuestas, piensa que la declaración de independencia fue una barbaridad o una chapuza que ha perjudicado la economía de Cataluña. Este último punto no admite ... discusión objetiva: ha aumentado el desempleo, descendido la recaudación comercial y turística, tres mil empresas se han ido y los bancos han perdido nueve mil millones en depósitos. Pero más de un 70 por ciento considera que ese quebranto no influirá sobre su voto, y casi la mitad se declara dispuesta a respaldar de nuevo a los partidos separatistas que han causado el destrozo. Cero propósito de enmienda; hay una sociedad enferma de agravio, envuelta en la burbuja emocional de un sueño mitológico. La mayoría rechaza la aplicación del 155 -es decir, la restauración de la legalidad- tras afirmar que los independentistas, en su fuga hacia ninguna parte, se volvieron locos. Se trata de un caso de patología social, un paradigma de desvarío obstinado y contradictorio que deberían estudiar los psicosociólogos.

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