Tribuna Abierta
Energía, clave de nuestro futuro
El gran desafío es mantener el nivel que la sociedad y la economía requieren desde la perspectiva de un futuro sostenible, digital y virtual
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Iniciar sesiónEstamos asistiendo a unos incrementos enormes del coste de la energía que se suma a los problemas económicos que la pandemia ha generado.
El aumento abismal del coste de la energía va a determinar una fuerte reducción de los beneficios empresariales debido al aumento de ... los costes de producción y de distribución. Una insana inflación de los precios que se irá reflejando en el incremento generealizado de bienes y productos. El impacto en la economía de las familias es doble y esta situación, que provoca mucha preocupación en la sociedad, tiene una explicación y soluciones complicadas.
El cambio de las fuentes energéticas mundiales, el desarrollo de las economías emergentes como nuevos clientes de los países que poseen las fuentes energéticas, la digitalización y la política internacional determinan el mercado de la energía y su precio.
La energía, fundamental para la supervivencia, hoy más que nunca es el factor clave para la sostenibilidad económica y medioambiental. La afectan, al menos, tres factores: el cambio climático, la dependencia de las fuentes energéticas y la geopolítica.
Respecto al cambio climático, no cabe duda que existe la necesidad de una reducción de las emisiones de CO2. El Acuerdo de París ha ratificado esta exigencia y todos los países han comprometido inversiones para favorecer esta reducción. No obstante, hay que tener en cuenta el impacto que la transición energética tiene en las economías a causa de su ineludible coste.
Para ello, es preciso planificar la reducción de las fuentes tradicionales como el carbon y el petróleo; elegir entre las fuentes tradicionales las menos problemáticas en emisión de CO2 como el gas y seguir invirtiendo en fuentes alternativas de bajas emisiones.
Se trata de una revolución en el mix energético que, difícilmente, conllevará a la renuncia total de las fuentes tradicionales durante muchos años. El gran desafío es mantener el nivel de energía que la sociedad y la economía requieren desde la perspectiva de un futuro más digital y virtual.
La solución está en un nuevo mix de las diversas fuentes energéticas. El reto es que el nuevo mix consiga minimizar las emisiones y, al mismo tiempo, contenga al máximo los costes energéticos que impactan en la economía.
Respecto a la autonomía energética, es decir, la capacidad de generarla de cada país es evidente que los que necesitan importarla son los más vulnerables y los que tienen mayor riesgo de que aumente la inflación. En esta situación se encuentran los estados europeos, que importan del exterior más del 50% de la energía.
En Europa, por ejemplo, se produce muy poco gas y lo importa de Rusia o Argelia, lo mismo sucede con el petróleo porque las fuentes naturales de la UE no son suficientes.
De ahí la necesidad de una política energética europea que reduzca su dependencia. Es esencial elegir e invertir en fuentes autónomas que cumplan con un equilibrado mix de contención de CO2, de seguridad y de costes. Es importante seguir invirtiendo en energías renovables, pero también en otras nuevas tecnologías como el hidrógeno o abrir el debate, como está sucediendo, sobre una nueva energía nuclear, más limpia y segura.
El último factor a tener en cuenta es el geopolítico. Por ejemplo, hay una gran dependencia una fuente tradicional como el gas, que en la fase de transición energética tiene un impacto inferior al carbón y a los hidrocarburos. En este ámbito las relaciones internacionales son elementos determinantes.
Si son malas pueden influir directamente en la economía y, por ende, en la vida de las empresas y de las personas. Es, sin duda, necesaria una política internacional europea propia y unitaria que tenga en cuenta los equilibrios entre intereses políticos y económicos.
En resumen: la energía es un factor clave para el bienestar de las sociedades, el cambio en el mix energético es la clave para la sostenibilidad medioambiental y su coste dependerá del peso de las fuentes propias de cada estado.
El desafío es encontrar ese difícil equilibrio para superar, no solo las dificultades del momento, sino asegurar el futuro bienestar a la humanidad.
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Giuseppe Tringali es vicepresidente global de Advisory Board IE
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