Cambio de guardia
El enemigo en casa
Es suicida que Sánchez mantenga a los del Grupo de Puebla -ese soporte putiniano- en su gabinete
Europa está en guerra. Ya. Ucrania es sólo el primer frente de batalla. Vendrán otros, si la potencia invasora no es frenada en este inicio. Ningún sentido tendría la anexión de la salida al mar ucraniana -exigencia rusa innegociable- si no fuera para asentar las ... bases de una consecutiva anexión de los que fueron territorios de la URSS. No es Ucrania, es el área amurallada por Stalin, el envite en esta partida: un área que arruinaron, no las armas, sino la incompetencia.
El proyecto de la oligarquía que rige hoy Rusia es sencillo. Europa vive aún en el espejismo de un esplendor económico con pies de barro: ausencia total de fuentes de energía propias, más igual ausencia de un ejército propio y operativo. Sobre esas dos líneas de quiebra, ha ido tejiendo Putin una trampa elemental y mortífera. Una larga campaña antinuclear, vehiculada a través de sus peones políticos en los países occidentales, ha dejado las economías europeas en entera dependencia del gas y el crudo con que Rusia las abastece. Un arsenal atómico, tal vez antiguo, pero con capacidad real de destruir todo el continente -también Rusia, pero eso no ha importado nunca demasiado a ningún déspota de allí-, diluye en todos un terror a cuyo cobijo las mayores infamias pueden ser toleradas, porque tal es la lógica del miedo. Y su eficacia.
Europa está ya en guerra. Económica, para empezar. Porque, hasta que una red operativa de centrales nucleares eficientes en toda la UE no haya sido completada, el cierre del grifo energético, que maneja Putin, dosificará el grado de ruina de todos los europeos. Y porque la amenaza de hacer uso de esos misiles, que a las capitales europeas están apuntando, pone en escena la hipótesis de borrar una prosperidad que ingenuamente habíamos creído ilimitada.
Si Putin triunfa en Ucrania -y triunfará a no ser que la UE y los Estados Unidos intervengan con firmeza, en el terreno militar como en el económico- a Ucrania seguirá Moldavia. Rumanía podrá entonces comenzar a estremecerse. Y los Bálticos. Suecia y Finlandia volverán a ser ‘neutralizadas’. Y podrá abrirse el gran juego en centroeuropa. Cuyos envites son Hungría, Polonia, Checoslovaquia… No es una operación aislada. Es todo el frente continental lo que está en juego. En un movimiento mayor y, verosímilmente, de plazo largo. Pero inexorable.
En tiempo de guerra, ningún gobierno puede permitirse el lujo de incluir a simpatizantes del enemigo entre sus ministros. Hubiera sido criminal, más que absurdo, que Churchill hubiera incluido como viceprimer ministro al nazi Mosley en 1940. Como es suicida hoy que el Doctor Sánchez mantenga a los del Grupo de Puebla -ese soporte putiniano- en su gabinete. Es hora de hacer política adulta: la de Churchill y Attlee. Sólo un gobierno de concertación nacional puede afrontar el horizonte de una guerra.