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Francia: marginalidad y centralidad

«Tengo la impresión de que Macron, ahora presidente de la República, con su joven experiencia en el mundo económico y en la vida real, con su trayectoria política limitada, pero donde trató de introducir una inflexión necesaria en una política económica desenfocada, está en condiciones de ganar la guerra difusa de ahora»

NIETO

POR JORGE EDWARDS

La opinión francesa siempre ha sido apasionada, irritable, aficionada al exceso, a los extremos, y siempre se ha orientado, al fin, después de transiciones más o menos largas, en el sentido de la moderación, de la razón equilibrada. Ha sido una lucha dialéctica permanente ... , que a menudo se ha manifestado en conflictos políticos, callejeros, hasta militares, y que ha desembocado en una paz social negociada, convenida. Podemos rastrear la pista de esta historia hasta en las guerras religiosas del siglo XVI, que culminaron con la matanza de San Bartolomé, episodio en que las aguas del Sena se tiñeron de color rojo, y cuya furia cedió con la conversión al catolicismo de Enrique IV y con la dictación del Edicto de Nantes, que fue un acuerdo de libertad de cultos.

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