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Una raya en el agua

Flechas contra un tanque

Sánchez es un paradigma de gobernante inédito. Su estilo inescrupuloso y ventajista rompe cualquier modelo previo

Ignacio Camacho

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Que no, que no le importa. Al revés: le complace, le alegra, le divierte irritar a sus adversarios con esas contradicciones flagrantes. Empieza a convertirlas en una especie de estilo, en un rasgo de carácter, y como se siente por encima del bien y del ... mal no existe ningún remordimiento por su parte. Por eso es un error que la derecha institucional y sociológica siga escandalizándose ante las cínicas incoherencias de Sánchez. Esas críticas, esos vídeos vergonzantes que circulan por Whatsapp entre grupos de amigos y familiares, le hacen el mismo efecto que un ataque con flechas a un tanque. Los adjetivos le resbalan al punto de haberse construido con ellos un blindaje. Resulta inútil insistir en lo que todo el mundo sabe; la falta de fiabilidad de su palabra ya no sorprende a nadie. El desparpajo con que se autorrefuta ha devenido en un atributo con el que forjar un personaje. A este paso quizá pronto logre que no sólo deje de importar lo que dice sino lo que hace. En este instante se encuentra a sí mismo en la cima y se siente en estado de gracia, inmune, invulnerable.

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