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Final de partida

El mandato de Sánchez ha sido un «fake», un engaño, un trampantojo para usar el Estado como escaparate publicitario

Ignacio Camacho

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«Acabó, se acabó, acabará, quizás acabe» (Samuel Beckett)

Lo de menos es la fecha. Las elecciones son ya la única salida a esta legislatura muerta. El 26 de mayo, en una loca secuencia con las municipales, insulares, autonómicas y europeas, o el 28 de ... abril, o el Domingo de Ramos con la España cofrade y nazarena pendiente del comienzo de su gran fiesta. En cualquier caso, si se celebran en primavera, el juicio del procés estará atravesado como un camión cisterna ardiendo en medio de la carretera. Todo es anómalo, con esa excepcionalidad alborotada de una emergencia, desde que Sánchez se aferró a la idea de exprimir el poder a costa de lo que fuera, incluso de ignorar la evidencia de que el bloque de la moción de censura carecía de cohesión interna. Su humillación ante el separatismo como última esperanza de supervivencia sólo ha servido para estimular la irritación de la derecha. La moción destituyente de ayer lo devuelve al primer peldaño de la escalera, aunque le quede el consuelo de haber invertido, veremos hasta qué punto, la correlación de fuerzas.

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