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ESTÉTICAS

LO dijo el profesor José María Valverde y hoy son una demostración de ello los políticos de Esquerra Republicana de Cataluña: «No hay estética sin ética». Estos tipos de trajes grises, camisas pardas, corbatas plomizas, patillas largas, gestos enlutados y voces tristes podrían trabajar en series como «Los Soprano». El prototipo es Puigcercós. Una exageración mediterránea, muy siciliana, anverso de lo british. Edurne Uriarte dijo en el programa de Carlos Herrera que los chicos de Carod Rovira tienen un aire mafioso. De ese modo, el aspecto externo vendría a confirmar lo que ya sabemos en relación con sus conductas. Para los que estimamos los valores de la solidaridad y la igualdad es reconfortante comprobar que la condición inmoral de unas personas (de unos políticos en este caso) se hace notar también por los signos externos.

¿Cómo podría haber estética si el estilo es el hombre?

Se diría que el militante de ERC sigue una moda que participa de la cosa emigrante de Adolfo Domínguez y la militar de Sanz. Con este porte, Carod Rovira y sus compinches debieron de impactar incluso a los dirigentes etarras cuando les entrevistaron en Perpiñán para pedirles que no mataran dentro de los confines de Cataluña, ya que podrían dificultar sus proyectos separatistas. Absolutamente cuadriculados mentalmente, los seguidores de Heribert Herrera tienen una propensión invencible al uniformismo. Por eso era lógico que terminaran implantando en la Generalitat catalana, de una forma más «científica», el dirigismo y el uniformismo encaminados a exterminar a los periodistas independientes (¿cuántos?) de Cataluña. Los documentos que conocimos hace unos meses sobre el control de los medios de comunicación han quedado corroborados ahora con las prácticas de los salvoconductos que se van a exigir a los periodistas cuando tengan que informar, por ejemplo, sobre la tragedia del Carmelo.

PERO lo más grave no es que existan hoy en la política catalana gentes como éstas de ERC, sin ética y sin estética, sino que éstos se estén convirtiendo en el paradigma de lo genuinamente catalán. En este sentido, tendría que haber una reacción, si no de los Montilla y los Mas, que son tal para cual, al menos de los personajes de la sociedad civil. Si es que queda sociedad civil en Cataluña...

MÁS grave es el hecho etarra, se me dirá. Y es verdad que si los comportamientos de las gentes de ERC resultan patéticos, la forma de estar en la vida de los chicos de Jarrai producen pánico. El abismo. El Mal. Si en ERC el odio a lo español era la griseidad y la mediocridad, en los Jarrai es la violencia roja, la bestialidad, la negación elemental. Película de Tarantino en clave no humorística, donde el tomate es realmente sangre.

En una ocasión Arzalluz dijo que la muerte y la pistola no estaba en la idiosincrasia catalana, sino en la vasca. Es uno de los mayores insultos que se ha hecho nunca a los vascos. Como si las víctimas no hubieran sido «también» vascas. ¿Habría que recitar la letanía de los miles de Buesa, Pagazaurtundúa, Recalde... para echar abajo esa terrible e injusta generalización de Arzalluz? Pero si los Jarrai existen es porque ha habido un clima y unas condiciones propicias, y ésas las da el nacionalismo.

Unos se entregan a sus cosechas rojas. Otros llevan la contabilidad de éstas. Para desquitarme leeré un rato a Baudelaire.

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