Estado de excepción
Desde principios del mes pasado y hasta el día 26 de noviembre se representa en la entrañable y acogedora sala FlyHard de Barcelona la obra Estat decepció
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Iniciar sesiónDice Eugenio Trías que una obra es obra de arte cuando, entre otras cosas, constituye un microcosmos de nuestro mundo, es decir, dice algo sobre la esencia o la estructura verdadera de nuestra sociedad y época. Y, sobre todo, cuando saca a luz ... y desvela las fuerzas oscuras de la coyuntura en la que se encuentra .
Desde principios del mes pasado y hasta el día 26 de noviembre se representa en la entrañable y acogedora sala FlyHard de Barcelona la obra Estat decepció , título que juega agudamente con las palabras «Decepción/De excepción» de resonancias schmittianas.
Pero el recurso creativo del título es un mero avance de lo que nos reserva el enorme ingenio de Carla Torres , directora y dramaturga de la obra, durante los 90’ que dura la función: encarna a la perfección el antedicho criterio que propone Trías para que haya efecto artístico en una obra.
Tras una trama simbólica (otro requisito fundamental de toda obra artística, aunque sea figurativa) se oculta una cauterizadora referencia al actual contexto político de nuestro país. El argumento arranca con unas protestas estudiantiles en la ciudad, que desembocan en altercados contra las fuerzas del orden público y acaban con dos detenidas. «Una de ellas emparentada con una figura relevante del poder judicial. La otra, no. Una saldrá rápidamente del susto y verá cómo se borra el rastro de su presencia en el lugar de los hechos. La otra, no. La lucha de dos fuerzas: la defensa de los ideales versus las obligaciones a que nos atan determinados pactos. Un pulso que acabará explotando en la cara de todos los implicados y quizá también en la de los espectadores» dice la sinopsis de FlyHard , la productora de la obra.
¡Cuánta verdad encierra ese «quizá también acabará explotando en la cara de los espectadores»! Pues éstos, que contemplamos la función, asistimos aturdidos a la desmesura ( hybris ) que cometen los personajes y experimentamos, así, una verdadera catarsis aristotélica: nos purificamos y purgamos de las hybris que nuestros líderes y protagonistas sociales, surgidos de las mismas familias y entornos que nosotros mismos, han cometido y siguen cometiendo: las injerencias mutuas y recíprocas entre los tres poderes, las arraigadas malas praxis de muchos sectores, el tráfico de influencias, corruptos campando a sus anchas, la brecha entre la sociedad y sus representantes, el engaño continuado al que los votantes, narcotizados bajo el Síndrome de Estocolmo , son sometidos por sus políticos, el partidismo pedestre y frentista tan típico de nuestro país, los seculares litigios entre las dos Españas y entre las dos Cataluñas que, para pasmo de quienes nos observan desde fuera, todavía persisten, etc.
Todo ello en una dramaturgia excitante y, por momentos, trepidante, con unos cuidadísimos diálogos bilingües, a imagen y semejanza de la sociedad que el argumento pretende encarnar, llenos de sátira, ironía, sarcasmo, cinismo y parodia. Y es que una obra de arte, como ésta, puede describir la realidad (social, en este caso) y desenmascarar las fuerzas oscuras de su tiempo, como dice Trías, en la medida en que consigue establecer una conexión entre 4 elementos: (1) un código convencional o lenguaje (en nuestro caso, el teatral) que (2) muestra cautivadora y seductoramente (3) una realidad (para el caso, nuestra sociedad) desde una perspectiva más profunda, más fundamental, que la perspectiva habitual, irreflexiva y acrítica, gracias al recurso de (4) velados símbolos indirectos.
Después de ver la obra el espectador no albergará ninguna duda acerca de la calidad e ingenio de su dramaturga y directora, Carla Torres, y del prometedor recorrido que tienen sus cinco talentosos intérpretes ( Pepo Blasco , Xavi Gardés , Clara Manyós , Eu Manzanares y Ruth Talavera ), pues con un exiguo presupuesto han sabido emplear, genial y espléndidamente, ocurrentes recursos teatrales (actores no unívocos, proyección de sombras, metateatro, etc.) para crear una verdadera tragedia ática en la Barcelona del siglo XXI.
Y es que FlyHard ha sabido ver con agudeza que la única forma de que las pequeñas compañías puedan hacerse un digno lugar en el complejo espacio teatral de este país es, precisamente, poniendo en escena las fuerzas ocultas de nuestro tiempo.
@ArashArjoma es filósofo y profesor de la EUSS (UAB)
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