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Un español universal

LA muerte de Juan Antonio Samaranch ha causado una profunda conmoción en la sociedad española. Desaparece, en efecto, una personalidad de máxima relevancia a escala internacional, que ocupará para siempre un lugar de privilegio en la historia del movimiento olímpico, sin olvidar sus otras facetas ... en el ámbito financiero y diplomático. Samaranch fue presidente del COI en una etapa decisiva para superar la gravísima crisis del olimpismo, derivada de la actitud de unas grandes potencias empeñadas en mezclar la política y el deporte durante el último tramo de la Guerra Fría. Bajo su largo mandato, se recuperó el espíritu olímpico, al tiempo que los Juegos fueron concebidos como espectáculo de masas que ofrece una notable rentabilidad económica y una benéfica influencia social. En este sentido, la apertura a los deportistas internacionales de alto nivel fue una decisión que cambió para siempre el curso de la historia. Merece ser destacada su positiva influencia, ejercida en nombre del valor universal del deporte, en cuestiones tan complejas como la nueva era en Suráfrica o la relación entre las dos Coreas. Ya como presidente de honor del COI, recibió el reconocimiento merecido por su prestigio e influencia en el mundo entero.

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