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Editorial ABC

España necesita estabilidad y reformas

Como advierte en ABC el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, este parón político está afectando ya a la actividad económica

ABC

A diferencia de lo que han demostrado patronal y sindicatos, cuyas diferencias no han impedido la consecución de acuerdos en materia de convenios y sueldos en los últimos años, España sigue inmersa en una grave situación de inestabilidad política debido a la incapacidad de los grandes partidos para formar gobierno y alcanzar grandes pactos de Estado. Y el problema, como advierte el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, en la entrevista que publica hoy ABC, es que este parón político acaba afectando a la actividad económica y, por tanto, al bolsillo de todos los españoles. Además, el panorama actual resulta especialmente preocupante, ya que a la falta de Gobierno se suma, por un lado, la insistencia del PSOE en llegar a algún tipo de alianza con los radicales de Podemos y los independentistas, sin reparar en el gran daño que ello supondría para los intereses del país, y, por otro, la fuerte desaceleración que empieza a experimentar la economía.

La ausencia de un horizonte político predecible y exento de peligrosos extremismos se refleja en un ambiente de incertidumbre e inseguridad que dificulta tanto la llegada de inversiones como la puesta en marcha de nuevos proyectos empresariales, lastrando así el crecimiento. Y todo ello en medio de un complejo contexto internacional en el que la guerra comercial que mantienen Estados Unidos y China, junto al riesgo de un Brexit desordenado y el súbito estancamiento de la zona euro amenazan de lleno a las exportaciones españolas y, en el peor de los casos, podrían acabar generando nuevas turbulencias financieras. La combinación de parálisis política y débil crecimiento a nivel europeo ya se ha concretado en un menor avance del PIB en el segundo trimestre, de apenas el 0,5 por ciento, y un frenazo en la creación de empleo. Y lo peor es que todo apunta a que esta tendencia empeorará en los próximos trimestres. España necesita estabilidad mediante la formación de un Gobierno sólido, responsable y moderado para generar la confianza que merece la sociedad y tanto reclaman los empresarios, pero también profundas reformas estructurales con el fin de evitar futuras crisis.

Sin embargo, Pedro Sánchez está demostrando una clamorosa incompetencia para la consecución de ambos objetivos. En primer lugar, porque su escaso periplo en el poder se ha sustentado sobre la aprobación de reales decretos, al tiempo que ha fracasado en su intento por conformar Gobierno tras las elecciones de abril, y, en segundo término, porque su programa, lejos de solventar los problemas que padece España, los agravará. Sus irreales promesas de gasto elevarán el déficit y la deuda, su intención de subir los impuestos lastrará la competitividad del país y reducirá la renta disponible de las familias, mientras que su marcado electoralismo dificultará hasta el extremo la defensa del interés general a través de grandes pactos de Estado.

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