Hazte premium Hazte premium

El enfermo de Europa

A principios del Siglo XX a Turquía se la llamaba «el enfermo de Europa» ante

A principios del Siglo XX a Turquía se la llamaba «el enfermo de Europa» ante los síntomas de decadencia y descomposición del imperio Otomano. Hoy, resulta que a los turcos les gusta recordarlo, porque dicen que aunque enfermos, se les consideraba parte de Europa. De aquellas dolencias parece que se están curando -ahora tienen otras- y si hay un enfermo actualmente en Europa es sin duda Rusia. No sólo por la desagradable orientación que ha elegido el presidente Vladimir Putin en la que la democracia tiene un papel marginal, sino porque se trata de una sociedad enferma de verdad.

Los informes que están circulando estos meses por las capitales y las instituciones europeas retratan una sociedad en gravísimo peligro de colapso. La economía va aparentemente bien (a un holgado 7% de crecimiento gracias a los precios del petróleo y el gas) y el país supuestamente debería estarse reponiendo de siete décadas de dictadura comunista -otra enfermedad y de las más graves- y de sus horribles secuelas.

Sin embargo, los rusos se mueren ahora más jóvenes que en la época de Stalin, las mujeres ya no tienen hijos y el panorama demográfico es devastador. El alcoholismo, que ya era uno de los problemas que quitaba el sueño a los comunistas, y el sida están matando en silencio a la sociedad rusa.

Más de la mitad de los fallecimientos, de los accidentes de tráfico o de las bajas laborales en Rusia, se atribuyen directa o indirectamente al vodka. Se calcula que los costes relacionados con semejantes hábitos de vida representan alrededor del 1% del Producto Interior Bruto. Algunas regiones periféricas se están quedando despobladas, incluyendo vastas zonas cercanas a la frontera China, cuya población a su vez empieza a necesitar espacio. Pero el Ejército ya no cubre sus necesidades de reclutamiento y muy pronto dejará de tener hombres suficientes para proteger un espacio tan vasto como el de Rusia.

Igual sucede en el mercado de trabajo: se calcula que necesitarían un millón de emigrantes al año para que la actividad económica no se paralice. Y Putin mira para otro lado.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación