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Farsa y tragedia del Brexit

Los inmigrantes que por miles llegan a las costas británicas son de momento el único y paradójico logro que Londres puede mostrar de su autolesiva campaña de separación de la UE

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De carácter global, la parálisis provocada por la pandemia en los mercados de todo el mundo, aún afectados por la crisis de los suministros y el colapso de las redes comerciales, ha servido para camuflar y aplazar los efectos del Brexit en la economía británica. ... Un año después de la retirada del Reino Unido de la Unión Europea, Londres afronta en solitario un problema de abastecimiento que no es muy distinto al que sufre el resto del continente, y habrá que esperar a que el Covid se normalice como una simple endemia para comprobar los efectos reales del aislamiento con que los británicos, víctimas del populismo de sus líderes políticos, quisieron ampliar su margen de independencia. Tampoco el contencioso de la frontera de Irlanda del Norte se ha resuelto. Retomadas el pasado jueves, las conversaciones entre Bruselas y el equipo de Boris Johnson no solo no avanzan, sino que tropiezan con las reiteradas amenazas de ruptura unilateral por parte de Londres, incapaz de asumir el verdadero significado de la palabra frontera, sobre el que basó toda su campaña de separación del continente. Un año después de la ejecución del Brexit, todo sigue igual en el Reino Unido, salvo la estadística de la inmigración ilegal, disparada de forma trágica en el canal de la Mancha para poner en evidencia las mentiras, de indisimulada naturaleza nacionalista, que presentaron el Brexit como la solución para evitar las tensiones migratorias que sufría el resto de la Unión Europea.

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