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El eclipse

El cine español, virtuoso de la protesta y la queja, se cuidó de que el conflicto catalán no estropease su fiesta

Ignacio Camacho

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La elipsis, la clave es la elipsis, como en los guiones de las películas inteligentes o elegantes que eluden la muestra explícita de escenas de crudeza. En la gala de los Goya no se habló de Cataluña porque la gente del cine está tan comprometida ... con los problemas reales del mundo y de España que nadie consideró necesario ocuparse de esa bagatela. Ni en serio ni en broma, ni en contra ni a favor de la independencia. Un silencio absoluto, que los más clásicos llamarían elocuente, sobre el tema; nada que ver con anteriores pronunciamientos sobre los desahucios o sobre los recortes, y mucho menos con aquella noche gloriosa del no a la guerra. Esos eran asuntos de criterio unánime para los virtuosos de la protesta; el conflicto catalán, en cambio, presenta demasiadas aristas sobre las que es difícil levantar una opinión homogénea. El mundo de la cinematografía española tenía un mensaje que dar, sobre la brecha de género, y no era cuestión de empañarlo o dispersarlo con menudencias. Vaya que fuese a estropearse la fiesta.

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