El diputado Pizarro
LA contumacia del actual equipo rector del PP, con Mariano Rajoy a la cabeza, ha generado una situación en el gran partido del centro derecha español que, desde dentro, parece insostenible y, desde fuera, resulta esperpéntica. A pesar de que la torpeza del Gobierno respalda ... la condición alternativa del partido, las indecisiones del líder y las guerras intestinas, han conseguido el efecto taumatúrgico de resucitar a quienes ya se habían retirado a la paz de sus respectivas vidas privadas. Los votantes del PP añoran a José María Aznar, Rodrigo Rato, Francisco Álvarez Cascos... a quienes, en su día fueron capaces de refundar un partido y conquistar La Moncloa. Hasta en las filas del PSOE se advierte una cierta añoranza de aquellos nombres porque, sobre sus fundadas dudas sobre la capacidad de Zapatero, opera el estímulo del patriotismo.
Hay que remontarse a 1987 para contemplar una situación parecida en el PP. Se buscó entonces la solución renovadora y Manuel Fraga instaló a Antonio Hernández-Mancha, un hombre idóneo, con capacidad de liderazgo... pero sin acta de diputado en el bolsillo y, en nuestro esclerótico ordenamiento, no estar en el Congreso es no existir. Dadas las circunstancias actuales, bien resumidas por Aznar, el PP necesita ser, verdaderamente, un partido y, además, tener un proyecto y un líder. Cinco años de dudas, aplazamientos, indecisiones y recelos rajoyanos demuestran quien no es el líder y la fragmentación del grupo junto con la sublimación de una idea nacional española a unas ideitas regionales mínimas. Cuando el martes próximo las cataplasmas pretendan curar una gran enfermedad habrá llegado el momento de una nueva refundación. Aznar, como presidente de honor y dada la provecta condición del fundador, tendrá que actuar, corregir, sancionar y proponer. No es posible otra solución sin renunciar a una victoria en 2012.
Sobre la hipótesis del retorno del pasado, siempre inquietante y pocas veces fecunda, cabe la invención de un nuevo futuro. En esa opción el nombre es el de Manuel Pizarro, el segundo de Rajoy en las últimas legislativas. Su sólida formación y experiencia económica le cualifican para el momento crítico que vivimos y, a diferencia con Hernández Mancha, es diputado. El Consejo Nacional del PP tiene la palabra: volver al pasado o propiciar un futuro distinto, el presente no es perpetuable. Se agotó por falta de uso.
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