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Deuteronomio

EL Desayuno de Oración lo fundaron los integristas luteranos para rezar por la crisis de la Gran Depresión, como si Dios protegiese a los banqueros. A la misma hora en que Zapatero citaba, probablemente sin haberlo leído, un versículo social del Deuteronomio -la segunda ley ... de Moisés, el último libro de la Torá- que insta a pagar el jornal justo a los obreros, en Madrid se desplomaba la Bolsa con un ruido jeremíaco, un espanto de siete plagas, y se propagaba el pánico a otro crack de proporciones veterotestamentarias. La atmósfera socioeconómica española había amanecido bajo un nublado sombrío, en parte debido a la inestable vulnerabilidad de un Gobierno cataléptico zarandeado hasta por la prensa socialdemócrata. Los vaivenes de la política social y el índice estratosférico de paro han sumido al país en un estado de abatimiento y melancolía y han espantado a los inversores, gente prosaica y desconfiada que descree de las preces y prefiere poner a salvo su dinero antes de que el presidente, imbuido de oportunista devoción bíblica, se lo reparta a los pobres que él mismo ha creado.

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