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Deriva escalofriante

Sánchez asalta ideológicamente hasta a la Guardia Civil

Hermann Tertsch

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Estaba claro que Pedro Sánchez no tendría ningún escrúpulo a la hora de aprovechar los recursos que le facilita la Presidencia del Gobierno para su campaña electoral y su ya delirante proselitismo demagógico. Pero lo que sucede estos días supera con mucho lo que es ... el abuso del privilegio y el clásico ventajismo. Estos días se multiplican las razones de alarma. Ya no están solo en el lenguaje prepotente y despreciativo hacia los adversarios políticos y la oposición como no se recordaba en España. Lenguaje y tono que evoca directamente aquel Parlamento de la II República que Sánchez declara ejemplar y su gran referente. Aquel Parlamento en el que se hacía apología de la violencia para imponer la dictadura del proletariado y se amenazaba de muerte a la oposición. Amenazas no siempre vanas. Ni siquiera son el peor signo de alarma esos supuestos «decretos sociales» que nada tienen de sociales, porque sus efectos devastadores sobre la economía y el empleo son ya perfectamente previsibles. Que son pura compra de votos al estilo más zafio, con un aumento del gasto para el erario que la sociedad española pagará muy caro y sin mucho esperar. Que demuestran no solo la irresponsabilidad del Gobierno y la mayoría que lo apoya. Todos ellos son culpables directos de todo el daño que ya están haciendo.

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