Hazte premium Hazte premium

Democracia y PP

El partido necesitaba hace mucho el ejercicio de libre voto de ayer

Luis Ventoso

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Entre ciertas élites, plutocráticas o intelectuales, a veces se tiende a observar al público con un desdén que recuerda la suficiencia del antiguo despotismo ilustrado. Pero por lo general el pueblo es bastante sabio en sus decisiones electorales, aunque puntualmente incurra en alguna estupidez mayúscula (en efecto, Hitler ganó unas elecciones). La decisión de anoche de los 52.000 militantes del PP ha estado guiada por el sentido común. No ha habido ninguna decantación excéntrica. Ha ganado Soraya, pero por solo 1.600 votos sobre Casado, que a su vez aventaja en 4.900 papeletas a Cospedal, la derrotada del día, fuera ya de la finalísima congresual.

El PP es la gran casa común del conservadurismo español y el principal bastión en la defensa de la unidad de España, aunque hoy haya visto mermada su cuota en favor de Ciudadanos, una bisagra que quizá se oxide tan rápido como ha brillado. Pero el PP también arrastra sus males, sobradamente diagnosticados: una costra de corrupción que avergonzaba a sus simpatizantes, ante la que el marianismo nunca acabó de presentar unas excusas realmente sentidas; una formación que había descuidado la política y la comunicación para fiarlo todo a su aseada gestión económica; y un creciente abandono del componente ideológico, hasta el punto de que últimamente costaba reconocer cuáles eran los valores morales y filosóficos concretos que identificaban al PP (sus dos teóricas divisas clásicas, el liberalismo y cierto humanismo cristiano, se habían diluido).

Entre los tres candidatos posibles (el dicharachero Margallo solo fue a pasar el rato, como acreditan sus 680 votos), Pablo Casado representaba la renovación. Por eso ha superado el teórico dominio de Cospedal sobre el aparato. Casado se ha llevado el voto de quienes añoraban aire fresco y más valores, y se ha quedado a solo 1.600 sufragios de Santamaría. La ganadora ha sido infravalorada durante esta carrera, olvidándose que fue el rostro del Gobierno durante muchos años, que gozaba de buena valoración demoscópica y que es mujer, dato no menor, pues sin duda 2018 es el gran año de ellas y va siendo hora de una inquilina en La Moncloa. Soraya tuvo también el tino de hacer una campaña llana y bienhumorada, que contrastaba con el tono un poco arisco de Cospedal y las evidentes prisas de Casado.

¿Qué pasará ahora en el Congreso? Todos los politólogos de guardia hacían anoche la misma cábala fácil: dado que Cospedal y Santamaría no se tragan, la manchega se aliará con Casado y le servirá en bandeja el poder con sus compromisarios. Puede ser. O no. Creo que el proceso democrático del PP, que era imprescindible y llega bastante tarde, no se ha diseñado del todo bien. La votación de ayer debería haber saldado ya la decisión del liderazgo, pues vez que han hablado los votos resultaría chocante refutar su decisión con apaños congresuales. Lo mejor sería escuchar el dictado de las urnas, buscar la unidad hoy mismo y ponerse a trabajar desde mañana. Porque Sánchez está erosionando los pilares del Estado… y enfrente no hay nadie.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación