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Dádivas y ocurrencias

UNO de los grandes trucos de José Luis Rodríguez Zapatero, al que recurre siempre que le acosa la necesidad, consiste en enfrentarse a la Cámara -o a las cámaras, según los casos- y recitar un discurso tan solemne como vacuo. Ayer, en la apertura del ... Debate sobre el Estado de la Nación, batió su récord en la especialidad y a punto estuvo de alcanzar el vacío absoluto, la nadería total. En el supuesto de que el líder socialista sepa en qué país vive -¡y gobierna!- y cuáles son los problemas fundamentales que nos acucian, lo disimuló con perfección y, rebajando el tono y el volumen de su voz, con la misma aparente seriedad con que hace un año nos prometía el «pleno empleo», ayer les ofreció un ordenador a los niños de quinto de Primaria. La dádiva como sucedáneo de la seriedad.

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