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Cristiano y Messi

Este no es un país para viejos, pero sí un país de envidiosos. El razonamiento que hacen los defensas es el siguiente: «A mí, este guaperas chulito, arrogante y pomposo, no me va a chulear por segunda vez. A la siguiente le pongo el tobillo ... en la oreja». Y zas, efectivamente, a la siguiente jugada a Cristiano se le ve con el tobillo en la oreja.

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