Como fuera de casa no se está en ningún sitio

LO único que no podrá ganar «Hable con ella» este año es el Oscar a la mejor película en lengua no inglesa, por expreso deseo de la Academia del Cine Español, pues eligió otra para optar a ese premio (bueno, y apuesto doble contra sencillo ... a que en los Goya que otorga nuestra Academia también se comerá, más o menos, el centro del «donuts»). La Academia europea, y la británica, y la alemana, y los críticos de Los Ángeles y los Globos de Oro ya han considerado a la película de Pedro Almodóvar como la mejor del año, y hay cada vez más esperanzas (lo quieran Dios y Billy Wilder) de que la Academia de Hollywood la elija entre sus cinco candidatas al gran Oscar, o que metan a Almodóvar entre los elegidos en el apartado de dirección, o (todavía más probable) que consideren su guión como uno de los cinco «nominados». Así están las cosas por esos mundos para Almodóvar, lo cual deja por aquí una sensación rara, incluso preocupante: ¿Seremos tontos o, simplemente, es que le tenemos tiña? No es la primera vez que le ocurre al gran director manchego: bien la crítica, bien el público o bien la Academia golpean ferozmente su ego y él se ha de ir fuera a pedir árnica. Y ello le permite con toda razón tergiversar esa célebre y familiar frase de «como en casa, en ningún sitio» hasta justo su contraria: «como fuera de casa no se está en ningún sitio». Tal vez sea necesario recordar que los miembros de la Academia de Cine de aquí eligieron para representar a España en los Oscar a otra película, y también excelente, «Los lunes al sol», de Fernando León. Una elección tan justa y democrática (ellos votan, ellos eligen) como si hubiera ganado el derecho a representar a España la película de Almodóvar, o la de Garci, que igualmente estuvo en el trío finalista. O sea, todo está perfectamente claro y en orden, pero, entonces, ¿por qué tener ese barrunto de que o somos tontos o le tenemos tiña?