Un coloso
Cuando en 1964 cayó en mis manos la traducción de «The Caretaker» («El portero»), me convertí a mis 17 años en un profundo admirador de su autor. Un tal Harold Pinter que, habiendo empezado como actor, se estaba decantando cada vez más como autor, ya ... había estrenado varios textos y algunos se habían llevado al cine y a la televisión. Al año siguiente ya estaba muy documentado sobre él y con todos mis colegas debatíamos la posibilidad de montar en nuestro grupo (Gogo, teatro experimental independiente) alguno de sus textos. No fue así, pero sí pudimos presentar en televisión un montaje de «El portero». Lo realizó José Carlos Garrido y lo dirigió Santiago Sans. En el reparto Carlos Canut, Carlos Porrera y el firmante de este apresurado artículo.
Nunca he montado un texto de Pinter, aunque he propiciado algunos y en mis clases de interpretación suelo recurrir a sus obras. En enero podrá verse en el Español un montaje de Ferrán Madico sobre «Homecoming», una obra turbadora y abrasiva.
Pinter es uno de los más grandes dramaturgos de todos los tiempos. Un hombre comprometido con su tiempo y azote de poderes totalizadores de uno u otro signo, un hombre denunciador de la alienación del hombre occidental, sometido por mercados y colonizadores implacables, un hombre de izquierdas, independiente, no de partido sino de ideología profunda y honesta a favor del hombre,su libertad y no sometimiento...
Por tanto su teatro, iniciado junto a sus colegas, los «jóvenes airados» y los del «Free cinema» -renovadores en una Inglaterra enquistada en las élites y en los salones, salvo raras excepciones- iba a representar la desintegración del hombre occidental, la incomunicación, la soledad, el miedo... Como un Beckett que desciende a la cocina, al barrio y a la ciudad, sus diálogos repetitivos, serializados, minimalistas, recomponen la realidad frustrante y violenta a partir de una total atomización.
Extraordinario asimismo como guionista, sus colaboraciones con Losey fueron antológicas. Se ha ido un coloso .Un coloso de la literatura. Un excelente hombre de teatro y una de las mentes más lúcidas del panorama intelectual europeo.
Recuerdo a Agustín Gonzalez, diciéndome cada vez que nos veíamos y hablábamos de lo que estábamos haciendo, «Oye Mario, ¿por qué no hacemos un Pinter? Lo que hay que hacer, lo que hay que hacer es... ¡Un Pinter¡
Sí. Hagamos un Pinter. O mejor: todos.
Actor y director
teatral
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete