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Cataluña, el precio de un error

Uno tras otro se acumulan los malos datos económicos que acreditan el grave daño que ha causado la quimera separatista, que no descansa ni en Reyes

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Aunque finalmente no lo logró, el independentismo catalán intentó convertir anoche una celebración eminentemente infantil como las cabalgatas de Reyes Magos en un acto de manipulación y propaganda. De cara a los desfiles de carrozas en algunas localidades de Cataluña -especialmente la de Vilanova i ... la Geltru (Barcelona), retransmitida por TV3- las asociaciones separatistas habían hecho campaña para que estuviesen marcadas por la aparición de lazos y farolillos amarillos, banderas estrelladas y simbología antiespañola. Se trataba de amplificar la mercadotecnia separatista durante un acto público televisado y con muy amplio seguimiento de audiencia. En su obsesión identitaria, el secesionismo catalán volvió a intentar manipular a los niños. Ni siquiera en la noche de Reyes Magos descansaron. Sin embargo, el separatismo pinchó en la cabalgata televisada por TV3 desde Vilanova. A pesar de algún lazo amarillo aislado y alguna estelada, el ambiente era de normalidad, equivalente a lo que en realidad es aquello: una población española equiparable a cualquier otra. La sociedad real catalana empieza a dar síntomas de fatiga ante la implacable cruzada independentista, que se ha destapado como muy nociva para la comunidad. Uno tras otro, se acumulan los datos económicos negativos desde que Artur Mas inició esa quimera, ese viaje a la regresión, que se ha dado en llamar eufemísticamente «el procés».

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