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EDITORIAL ABC

Cárcel para los golpistas

Parte del equipo de gobierno de Puigdemont ya duerme en prisión, consciente de que les ha perjudicado notablemente su fuga

Reuters

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La decisión de la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela de encarcelar provisionalmente a Oriol Junqueras y a ocho consejeros del Gobierno catalán destituidos por su rebelión contra el Estado no solo es proporcionada y ajustada a Derecho dada la gravedad del ... delito y el evidente riesgo de fuga, sino que encierra algo de justicia poética. Los ejecutores de todo un golpe de Estado no podían quedar libres porque el mensaje que nuestra Justicia enviaría a la ciudadanía sería difícilmente digerible. Dieron un golpe a sabiendas de su incumplimiento flagrante de la legalidad, lo retransmitieron en directo renunciando voluntariamente a ser considerados «presuntos», y se vanagloriaron de su ataque al Estado de Derecho con palmadas en la espalda y abrazos. La Audiencia Nacional no podía hacer oídos sordos a un clamor social, ni asumir el riesgo de una idea de la justicia selectivamente permisiva o condicionada por criterios de conveniencia política. Con Junqueras y sus consejeros ya en prisión, ahora queda arrestar a Carles Puigdemont, oficialmente fugado de la acción de la justicia y sobre quien está a punto de pesar una orden internacional de busca y captura que debe ejecutarse con urgencia. Por eso, e independientemente de lo que tarde en cumplirse esa orden, la única certeza es que cuando Puigdemont vuelva a pisar territorio español será en condición de detenido para ingresar en prisión.

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