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Luis Ventoso

Brillante demagogo televisivo

Miembro de Juventudes comunistas desde los 14 a los 21, sus ideas son descabelladas, en especial en economía

Caricatura enviada por Jose Ramos (Tenerife) al concurso de ABC
Luis Ventoso

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Pablo Manuel Iglesias Turrión , madrileño de 37 años, es una persona de cómoda clase media, hijo de una abogada y un alto funcionario que ocupó algunos cargos relevantes. Su familia forma parte de una burguesía madrileña muy politizada en las ideas de izquierda y de vida confortable . Estudió Derecho, como sus padres, con media de notable (7,3) y completó sus estudios con Políticas, una carrera sencilla donde obtuvo una media de 9,2.

Desde su juventud, Pablo Manuel era y es comunista . Se afilió a las juventudes del PCE con solo catorce años y militó en ellas hasta los 21. Aunque se le suele presentar como una eminencia académica, en realidad era un profesor interino en una Facultad de Políticas madrileña, donde trabajó desde 2008 a 2013.

Pese a que su ideología es muy antigua y absolutamente execrable (el comunismo, que dio lugar a algunos de los episodios más lúgubres del siglo XX), Iglesias es de fachada un político más moderno y menos convencional de lo que se estila en España, empezando por su estética (el famoso pelo largo sujetado por una goma, y las camisas entalladas de mangas recogidas), y siguiendo por sus intereses de ocio, por otra parte nada originales: el baloncesto y los tacos de series de televisión estadounidenses. Además está interesado en el cine y en la interpretación. Iglesias sabe que un político es en gran media un actor (ya ocurría así en los lejanos días de Cicerón) e incluso ha tomado clases de interpretación . Cuando se sube a un escenario actúa, sabe que está haciendo un papel y lo ejerce de modo muy consciente y premeditado. Unido a una gran fortaleza psicológica y una formación por encima de la abulia común de nuestros políticos, resulta un dialéctico muy sólido y se torna difícil batirse con él. Además, a veces adereza su figura con frases sentimentaloides, enormemente cursis, pero que lo hacen más próximo y suavizan sus aristas.

El gran descubrimiento de Iglesias, su mayor mérito, es que reparó antes que nadie en que los españoles actuales se pasan casi cuatro horas al día viendo la televisión. Esa es la vía para llegar a ellos. Sus conocimientos actorales le ayudan a conquistar al público y, además, explotó a fondo el momento de angustia extrema por la situación de bancarrota que enfrentaba España.

En 2010 empezó en la televisión con La Tuerka, un experimento amateur de audiencia residual, pero que le sirvió para foguearse, para entrenar y convertirse en el formidable sofista que es hoy. En 2013 dio un paso más con su programa «Fort Apache», que sufragó una televisión de la teocracia iraní, sin que el izquierdista comprometido tuviese mayor problema por recibir sus emolumentos de un régimen dictatorial, que humilla a las mujeres y cuelga de grúas de obra a los homosexuales.

El gran descubrimiento de Iglesias, su mayor mérito, es que reparó antes que nadie en que los españoles actuales se pasan casi cuatro horas al día viendo la televisión

En paralelo, La Cuatro (Berlusconi) y La Sexta (Planeta), le abrieron sus puertas de par en par, en un intento de abarcar todo el segmento ideológico con sus cadenas, creando de hecho un duopolio televisivo en España (fenómeno bendecido en un error letal de estrategia por parte del Gobierno de Mariano Rajoy, que se cavó ahí su actual techo de cristal). Iglesias prácticamente vivió en sus platós durante dos años. Su popularidad mediática permitió lanzar Podemos en enero de 2014 , un partido que recogía además el enojo de muchas personas legítimamente indignadas tras haber sido golpeadas terriblemente por la crisis.

Iglesias trabajó en su día como asesor de Izquierda Unida y también para la Fundación CEPS, cuya financiación por parte del régimen de Chávez será objeto de una investigación por parte de la Asamblea de Venezuela y ha sido apuntada con reiterados documentos en varios diarios, principalmente en exclusivas de ABC. El líder caudillar de Podemos, que en su día aduló al chavismo con frases hiperbólicas, se resiste a aclarar el asunto de la financiación venezolana y guarda silencio sobre sus proclamas, nada lejanas, en las que presentaba a la dictadura venezolana como ejemplo para España.

Iglesias y su partido suponen el mayor riesgo que ha afrontado hasta ahora la democracia española : por los resabios totalitarios de su proyecto (el comunismo) y por su absoluta incompetencia en economía. Las líneas económicas que ha esbozado, que se reducen a incrementar espectacularmente las ayudas públicas a costa de una enorme presión fiscal, son objetivamente irrealizables. De llevarse a cabo, conduciría a España a una quiebra en breve. Además es un partido que abriría la espita para la partición de hecho de España, pues concederían referéndums independentistas allá donde se demandasen.

Su precedente de gestión, los ayuntamientos, ha destacado por su incapacidad en el manejo del día a día, su falta de ideas y el recurso constante a gestos simbólicos para ocultar sus carencias (mayormente ofendiendo y pisoteando las creencias de quienes no comparten su ideología). Gobiernan en casi todas las ciudades sin haber ganado las elecciones, porque Pedro Sánchez ordenó apoyarlos , esperando recibir a cambio el visado para ser presidente del Gobierno para ganar las elecciones (no pudo ser simplemente porque barones constitucionalistas del PSOE le impidieron aceptar el referéndum en Cataluña).

El ejemplo más redondo de la incompetencia económica de Iglesias y Podemos es que en su programa la oferta de incremento del gasto social osciló en 30.000 millones de diciembre a junio, lo que prueba que aireas cifras sin ni siquiera detenerse a estudiar lo que representan.

Obtendrá muchos votos, porque algunos (muchos) españoles han llegado a la extraña decisión de que prefieren anteponer su rabia ideológica contra «la derecha» a su propia calidad de vida personal, que se vería muy dañada con las recetas intervencionistas del comunismo.

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