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El bosque animado

PARA escapar a la intolerable fealdad del Matrix progre que todo lo invade y

PARA escapar a la intolerable fealdad del Matrix progre que todo lo invade y corrompe me zambullo en la lectura de El bosque animado, la gloriosa novela de Wenceslao Fernández Flórez que la Fundación Wellington acaba de reeditar en una edición olímpica, una de esas ... ediciones que excitan la lujuria casta del bibliófilo. Yo tuve la suerte de estudiar en un colegio de monjas un tanto refractarias a las sugerencias ministeriales; quizá por ello, entre las lecturas obligatorias de adolescencia no incluyeron esos pestiños que los comisarios políticos de la época habian elegido muy taimadamente para estragar el gusto literario de las nuevas generaciones. Así, por ejemplo, en mi colegio, en lugar de leer Tiempo de silencio, leíamos El bosque animado, elección felicísima que nunca agradeceré suficientemente a las monjas, pues la novela de Fernández Flórez se cuenta entre las más hermosas de nuestro siglo XX.

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