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Benefactor del enemigo

Sánchez parece empeñado en desmantelar las defensas del Estado

Hermann Tertsch

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Pedro Sánchez es ya la mejor ayuda para los separatistas en el País Vasco en su objetivo de echar de aquella región española a las fuerzas de la Policía y la Guardia Civil. Suena realmente mal. ¿Verdad? Sí. Lo malo es que no es mentira. El Gobierno ha retirado el recurso de inconstitucionalidad contra la ley vasca «de reconocimiento y reparación de víctimas de derechos humanos en el contexto de la violencia de motivación política». Ese es el nombre de una ley que esconde una inmensa y brutal carga política destructiva contra España. «Violencia de motivación política» lo llaman. La guerra entre dos bandos equiparables. Permitirá que el Parlamento vasco reciba denuncias contra policías y guardias civiles de supuestas víctimas de torturas y agresiones durante la lucha antiterrorista. Denuncias incentivadas por indemnizaciones de hasta seis dígitos. Es el arma que quería el PNV para ganar a Bildu/ETA el protagonismo en el pulso por la ansiada expulsión de las Fuerzas de Seguridad españolas del País Vasco. Sánchez se la ha dado. ETA/Bildu intensificará su campaña conocida como «Alde Hemendik» (Fuera de aquí), en la que se enmarcan muchas agresiones como las de Alsasua en Navarra y acosos a cuarteles. Se creará un ambiente irrespirable para los agentes de las Fuerzas de Seguridad.

Desde que llegó a La Moncloa, hay pocos días en que el Gobierno de Sánchez no toma una decisión que desmantela las defensas del Estado en beneficio de los enemigos del mismo. Importa poco si Sánchez lo hace por convicción o por obediencia, bajo el chantaje de las fuerzas extremistas que lo pusieron donde está. Son muchos los favores hechos ya a sus socios en su guerra contra España. Les abrió la espita del dinero para engrasar el golpe de Estado hasta el anuncio de que no recurrirá a la Justicia en Cataluña. Es el primer jefe de Gobierno del mundo que renuncia a combatir el crimen contra la Constitución que ha jurado defender. Tremenda la campaña contra la Guardia Civil. Con el humillante maltrato a los agentes heridos al enfrentarse a más de 600 atacantes, que no inmigrantes. Los atacantes recibieron consuelo y parabienes. Los guardias civiles heridos en acto de servicio, ni una visita. Después llegó el inaudito atropello a la UCO. Que investiga a los socios de Sánchez en Cataluña, pero en Valencia al partido del propio Sánchez. Les cortan los fondos. Y cesan al jefe por anunciar a su gente el cese de operaciones por falta de dinero. Dicen que por la filtración. La osadía para destituir al mando cuando le está investigando no la tuvo Rajoy cuando el cesado dirigía con evidente tino casos de corrupción del PP. Imaginen la que se habría montado. Esa osadía la tiene solo alguien capaz de irse de juerga playera con la parienta en avión de las Fuerzas Armadas. Peor aún, capaz de decir que no habrá elecciones, pero, eso sí, el pueblo sintoniza con él y su Gobierno. Lo sabe él. Ojalá fuera un simple caradura.

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