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Luis Ventoso

Balnearios

Habría que ir dejando los premios de consolación para los caídos

Luis Ventoso

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No sé si lo han notado, pero tenemos al gran Albert como una malva. Ha bastado un correctivo electoral, las quejas internas sobre el desaforado culto al líder y una lubina suculenta con Mariano en el cenador de La Moncloa para que Rivera ... se nos haya quedado sin fuelle regeneracionista. Ya no nos adoctrina en las radios matinales con la electricidad de antaño. Ya no lo arregla todo en frenéticas tertulias. Hace unas semanas, compré en una floristería callejera de Londres una maceta con unas florecillas rojizas, que daban color a la estancia donde escribo. Me ausenté por la operación turrón y a la vuelta me he encontrado mis "cyclamen persicum", o violetas de Persia, descangalladas, dobladas, sin fuelle. Esas tiernas flores, tan fugazmente marchitas, me han recordado algo: la Nueva Política . Cómo brillaban hace solo un año en su estreno en el Congreso, breando a los carcamales afectos al consenso de la Transición. Pero hoy Albert, el Cicerón de la Barceloneta, transita mustio. Nadie se acuerda mucho de él. Pablo Manuel graba vídeos lisérgicos charlando con un tronco. Tempus fugit… Y Mariano ahí sigue.

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