Suscribete a
ABC Premium

Ataquito

Corbyn, Sánchez, Mélenchon, Iglesias… y Le Pen han protestado. Contra el gas sarín, su receta mágica es el diálogo

Ignacio Camacho

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Antes de que Obama se retractase de su anunciada intervención militar, en Siria había un malo oficial llamado Bashar al Assad, un villano de reconocimiento unánime. A partir de aquel literal gatillazo con que el entonces presidente americano decidió honrar su Nobel de la Paz, ... el papel de malvado lo representan en el escenario sirio varios actores de perfil no menos inquietante: el propio dictador, una heterogénea oposición infiltrada de terrorismo islamista, el Daesh, Irán y, finalmente, un Putin decidido a fijar en una suerte de protectorado sus intereses zonales. En esas condiciones, las potencias democráticas de Occidente no logran identificar un aliado al que respaldar ni un mal menor al que agarrarse. La irrupción de Trump, siempre estrambótico e imprevisible, no tranquiliza a nadie pero al menos esta vez los Estados Unidos han logrado un cierto consenso internacional contra una tiranía que al gasear a la población civil impide cualquier posibilidad de apoyo razonable.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia