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La Tercera

El arte de no mentir

«La mejor forma de contrarrestar el golpe de efecto que significó el gobierno de ministras de Sánchez sería nombrar una mujer candidata a la presidencia, no ya del partido, sino del gobierno. No le faltan e incluso, tras la retirada de Feijóo, dos encabezan el pelotón de aspirantes, con el PP debatiéndose entre continuidad y renovación»

José María Carrascal

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Lo mejor que podrían hacer los aspirantes a suceder a Rajoy es firmar un pacto para apoyar al que salga elegido de respaldarle total e inequívocamente. Luego, podrán debatir sus respectivos programas, pero la unidad de objetivo es fundamental para lograrlo. Enfrentar a Pedro Sánchez ... con sus contradicciones, como han hecho en el Senado y Congreso, es su segundo deber, pues ese señor no puede irse de rositas. Pero el peso de esa labor deben llevarla quienes le hicieron presidente, y ha dejado tirados a las primeras de cambio. No me refiero a Iglesias, que está el pobre tan aturdido como el lazarillo de Tormes cuando el ciego le soltó un bofetón por lo de las uvas, y tan ansioso de pisar moqueta que aceptaría una subsecretaría. Pero los viejos comunistas, como los viejos roqueros, no mueren y le exigen «agenda social», ya, no en la próxima legislatura, que a lo mejor no los necesita y los deja en la cuneta. Pues el apoyo que busca Sánchez es el del PP , con el que se muestra almibarado y no deja de recordarle su responsabilidad en cuestiones de Estado. Tras haberle costado tanto instalarse en La Moncloa, don Pedro es capaz de aliarse con el diablo, con el que ha comparado más de una vez a la derecha, con tal de seguir allí. Espero que el nuevo PP no se deje engañar con sus carantoñas, como el viejo. Ya he escrito que la mejor forma de contrarrestar el golpe de efecto que significó el gobierno de ministras de Sánchez sería nombrar una mujer candidata a la presidencia, no ya del partido, sino del gobierno. No le faltan e incluso, tras la retirada de Feijóo, dos encabezan el pelotón de aspirantes, con el PP debatiéndose entre continuidad y renovación. Pienso que no tiene que apuntarse a la una ni a la otra, sino a ambas. Hacerlo sólo por la continuidad significaría más de lo mismo, un error. Apuntarse sólo a la renovación, un suicidio. Para suicida, nos basta y sobra la izquierda. El PP debe renovarse sin renunciar a ninguno de sus principios, al mismo tiempo que admite sus errores y se dispone a corregirlos.

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